Clinton Boyd, Jr., Ph.D.: Buscando Empoderar a los Papás Negros

julio 20, 2021

Clinton Boyd, Jr., PhD, está en una misión para empoderar a los papás Negros. Él conoce los obstáculos que ellos enfrentan porque él se hizo padre a los 15 años de edad, actualmente está compartiendo la crianza de un bebé, y ha trabajado con papás Negros para navegar las barreras a la paternidad. “Fui padre joven sin tener acceso a los tipos de apoyo estructural que me permitirían prosperar como padre,” recuerda. “Lo que me permitió salir adelante fue el amor de mi familia. Siempre estaré endeudado a ellos por el apoyo que me dieron mientras luchaba para encontrar mi camino.”

Como como una persona que ha sido visitador a hogares y como erudito sobre la paternidad, en el Centro de Equidad Samuel Dubois Cook en la Universidad Duke, ubicado en Durham, NC, Clinton usó su experiencia como padre joven para construir una carrera centrada en brindar apoyo a otros hombres en situaciones similares. Su actual trabajo en investigación y políticas examina la paternidad entre familias Negras, con énfasis en los padres. “Debemos valorar el impacto de un padre en el bienestar de un niño,” suplica él, ya que “los niños que tienen padres cariñosos e involucrados tienen mejores resultados educativos y de desarrollo.”

Desafortunadamente, “los padres Negros enfrentan la marginación social persistente, que socava sus relaciones con sus hijos,” tal como Clinton pudo ver al servir de defensor de familias en Chicago. “A inicios de mi carrera, trabajé como defensor de familias para una organización llamada Enfoque Familiar (Family Focus). En este rol, conecté a los padres Negros que volvían de la prisión a sus casas con recursos comunitarios,” explica Clinton. Y aprendió algo, también, al trabajar con un grupo tras otro durante un lapso de dos años.

“Las instituciones americanas ya les habían fallado a los padres que nos llegaban en busca de apoyo, mucho antes de que ellos se volvieran padres,” dice él. “Pronto entendí que sus problemas no surgían de sus deficiencias personales. Eran la consecuencia de políticas irresponsables que menospreciaban su humanidad, y las narrativas culturales que les restaban valor como padres.” Perspectivas como estas inspiraron a Clinton a buscar su PhD para que pudiera llamar atención a lo que él calificaba de “injusticias graves.”

El cambio, igual que la caridad, frecuentemente comienza en el hogar. Y el programa de postgrado de Clinton le dio la oportunidad de ayudar a desarrollar Dad2K, un programa de visitas a hogares en Atlanta metropolitano. “La meta del programa era promover destrezas de paternidad positivas,” explica él, “y la mayoría de los padres con quienes trabajamos eran hombres Negros de comunidades de bajos recursos. Como investigador de capacitación, yo visitaba a los padres en sus hogares y después trabajaba con un equipo para desarrollar formas de reclutar, inscribir e involucrar a más hombres en el programa.”

Clinton y sus colegas tuvieron que ser receptivos mientras trataban de realizar visitas a hogares con hombres que no tenían hogar. “Muchos de los hombres con quienes trabajamos tenían antecedentes criminales,” recuerda él, “y luchaban para obtener una vivienda estable. Literalmente estaban haciendo “surf de sofá”, moviéndose de hogar en hogar, y eso les hacía difícil cosechar los beneficios de un programa estructurado de visitas a hogares.”

Otro reto era adaptar el programa para reconocer el valor cultural de hogares multigeneracionales en la comunidad Afro Americana. Frecuentemente se encontraba interactuando con abuelos, tías, tíos, hermanos, primos y amistades familiares, junto con muchos niños. “Además de centrarnos en los padres, también tuvimos que adecuar el programa a los múltiples cuidadores que vivían en un hogar,” dice Clinton. “Era importante que ellos se sintieran comprometidos con el programa.”

Él y su equipo ayudaron a todos a estar en la misma página mediante la realización de una sesión de orientación familiar para todos los adultos durante la primera visita domiciliar. “Hacíamos mini orientaciones familiares y dábamos una visión global de lo que planeábamos cubrir con los padres durante su tiempo en el programa,” explica Clinton. “También les alentábamos a hacernos preguntas sobre nuestros antecedentes personales y profesionales, y nuestras motivaciones por hacer este trabajo.”

Eso siempre fue bien recibido, recuerda Clinton, y muchas familias agradecieron sus esfuerzos. “Tengo recuerdos vívidos de realizar visitas domiciliares los fines de semana con una familia. Frecuentemente me recibía en la puerta la abuela del padre. Sería domingo de “soul food” (platos afroamericanos tradicionales) y ella solía tenerme listo un plato en la mesa con el resto de la familia,” recuerda Clinton. Las familias, como la que se menciona aquí, querían que él se sintiera como en su casa porque ellos entendían la importancia de la paternidad y lo que él estaba haciendo para apoyarla.

Y esta familia, tal como lo señala Clinton, personificaba el proverbio africano: se necesita un pueblo para criar a un niño. Hay muchas familias Negras cariñosas como esta, y muchos padres Negros que añoran estar profundamente involucrados en las vidas de sus niños. “Sin embargo, la familia Negra, como institución, ha estado bajo asalto perpetuo desde el tiempo del comercio transatlántico de esclavos,” dice él, “y los padres Negros han sido víctimas de mitos culturales que sugieren que son padres peligrosos y negligentes. Al contrario del estereotipo del papá Negro desobligado, los padres Negros aman tanto a sus hijos que están dispuestos a hacer cualquier cosa para apoyarlos.”

Clinton compartía sus tribulaciones, y eso le permitía ser más eficaz con los papás. ”Algunas de sus experiencias como padres también eran parte de mi viaje como un padre Negro,” dice. “Cuando se presentaba la oportunidad, les contaba mi historia personal como un padre joven y con dificultades. Después de compartirla con ellos, ellos sabían que no estaban solos en lo que sentían.

Una de las formas en que él les ayudaba a estos papás era instarlos a ampliar su concepto de lo que significa ser padre y ver esto que va más allá de dar sustento económico al hogar. “Como padre joven, siempre sentía la presión de ser un proveedor, pero aún no tenía edad suficiente para tener un empleo,” les dijo a los papás. Por un largo tiempo, lo único que podía dar a mi hija era tiempo de calidad, y muchos de los padres con quienes trabajaba enfrentaban el mismo dilema. Así que les dije que cambiaran su modo de pensar y entendieran que ser padre no es solamente un asunto de ser un proveedor económico.  También requiere ser un proveedor emocional. Lo que al final valorarán los hijos no es lo que les compraron sus padres—es el tiempo que calidad que pasaron sus padres con ellos.

Esas horas no tienen precio, como ahora recuerda Clinton ya que se ha vuelto padre por la segunda vez. Él pasa mucho tiempo jugando con su toddler y disfruta la exploración del mundo con él. También disfruta ganarse un salario como postdoctorado después de haber sido estudiante la mayor parte de su vida. “Finalmente puedo proveer tiempo de calidad y recursos financieros,” dice, “y eso hace que la paternidad sea mucho más fácil que lo que era en el pasado.”

Ahora está deseoso de seguir retirando las barreras que enfrentan otros padres Negros, al asumir un puesto nuevo. “Este septiembre,” dice, “Estoy asumiendo el puesto de presidente y director general de Padres, Familias y Comunidades Saludables (Fathers, Families & Health Communities, o FFHC por sus siglas en inglés), una organización basada en Chicago que trabaja para asegurar que los padres Negros sean valorados como factores positivos para sus hijos, familias y comunidades. “Parte de mi plan para la organización es utilizar la investigación para redefinir el abordaje programático hacia servir a los padres. También espero trabajar con padres Negros para abogar a favor de políticas transformativas que los benefician a ellos, a sus familias, y a sus comunidades.”

Como organización, FFHC cree que “las posibilidades, el potencial y el poder de los padres son enormes.” Y Clinton ha visto lo cierto que es esto a pesar del diálogo público que menosprecia a los papás Negros. Al mando de FFHC, luchará a favor de políticas que benefician a los padres Negros y a programas de educación de padres que benefician a sus niños. “El apoyo a los padres Negros es una inversión en nuestros niños y en nuestras comunidades,” dice Clinton, “así que debemos cambiar la narrativa que desecha a los papás Negros como padres inconsecuentes.” Esa es la clave de su misión profesional, basada en una creencia central: “Debemos empoderar a los papás Negros para que sean mejores proveedores, mejores protectores, mejores padres, y mejores abogados para sí mismos.”

Los programas de visitas a hogares y educación de padres pueden ayudar, explica Clinton.  “Necesitamos asegurar que son amigables para los padres, centrados en ellos y culturalmente relevantes. Todo lo que quieren los padres es lo que es mejor para sus hijos, y los programas bien diseñados de visitas a hogares pueden apoyar a los padres en su rol de cuidadores y criadores de sus hijos.”

Clinton también tiene apreciaciones de cómo podemos involucrar a los padres en los programas de visitas a hogares. “Al programar visitas a hogares con los padres, tenemos que adaptarnos a los horarios de los hombres que trabajan durante horas no tradicionales. También creo que es valioso contratar a visitadores con experiencias de vida que suplementan su experiencia profesional y su formación,” dice Clinton. Los visitadores a hogares deben darles a los papás que sirven la oportunidad de participar en actividades comunes, paseos, o grupos de apoyo. “Juntarse como una comunidad les permite a los hombres tener la oportunidad de unirse a base de sus éxitos y sus retos como padres. Estos grupos de apoyo pueden funcionar como espacios seguros donde los padres pueden ser emocionalmente vulnerables entre sí.”

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