Conozca al nuevo Director Ejecutivo del Concilio: Preguntas y Respuestas con el Dr. Calvin E. Moore, hijo.

mayo 27, 2020

¿Cuál es su visión para el Concilio para el Reconocimiento Profesional? Y, ¿cuáles son las maneras en que usted piensa que puede seguir teniendo un impacto en el campo de cuidado y educación infantil?

Saco fuerzas de mi propia experiencia profesional ya que soy un educador infantil de formación y por decisión propia. Creo sinceramente que un maestro debe estar preparado para trabajar con niños pequeños, y pienso que la credencial de Asociado en Desarrollo Infantil® (CDA®) es la más indicada para lograr esto. Concibo que la visión del Concilio consiste en correr la voz de que la credencial CDA® es el mejor primer paso para cualquier persona que desee formar parte de nuestro campo porque esta crea la competencia de base y apoya el crecimiento profesional de un maestro.

Eso fue precisamente lo que hizo por mí, y lo que impulsaré como Director Ejecutivo. Yo mismo ostento una credencial CDA® y esta me conecta con la fuerza laboral de educación infantil de una forma especial. He pasado por el proceso de certificación y este me catapultó a la profesión de educación infantil de una manera que no creo hubiera logrado con solo una licenciatura. La credencial CDA® cautivó mi interés y despertó mi curiosidad después de haber pasado cuatro años en las Fuerzas Armadas y estar buscando una vía para ingresar al campo.

Al principio pensé que iría directo a la escuela para obtener mi título de licenciado, pero mi tía me dijo: «¿Por qué no trabajas en Head Start? Te dará la experiencia necesaria para estar seguro de que enseñar a niños pequeños es algo a lo que en realidad quieres dedicarte». Tomé su consejo y enseguida Head Start me colocó en un programa CDA® en el colegio superior de la comunidad local. Así fue como me inserté en el campo. Y mi meta es que el Concilio mantenga promoviendo la credencial CDA® y mantenga conectándose con los maestros durante el proceso de certificación y a lo largo de sus carreras.

¿Cuál es su mensaje principal para la comunidad CDA® y el resto de los integrantes del campo de cuidado y educación infantil?

Pienso que soy un símbolo para la credencial CDA® y eso demuestra lo que es posible para aquellos que obtienen la credencial. Te introduce al campo de forma tal que te permite subir en el escalafón profesional y hacer que el mundo esté a sus pies. Para mí, fue un proceso escalonado que comenzó después que se me concedió mi credencial CDA®. Proseguí mis estudios y obtuve mi título de licenciado en educación infantil, acto seguido me matriculé en un programa de maestría y con el tiempo obtuve mi doctorado.

También seguí creciendo como profesional. Después de enseñar durante cinco años, pasé a ser director de un programa de Head Start y al final, un director ejecutivo de Head Start. Luego me convertí en el administrador del programa de cuidado y educación infantil del estado de Alabama y posteriormente director adjunto de la Oficina de Cuidado Infantil de la Administración para Niños y Familias. ¿Quién se lo hubiera imaginado allá en 1992 cuando obtuve mi credencial CDA®? Nadie. Pero la credencial CDA® me llevó a contribuir de manera significativa. Por eso, mi mensaje para los legisladores y demás individuos que toman decisiones sobre escalafones profesionales es que la credencial CDA® les brinda a los educadores infantiles la competencia y respaldo que ellos necesitan para ser exitosos.

Veo que usted posee una amplia formación académica, incluido haber obtenido un doctorado. ¿De qué manera tener una credencial CDA® encaja con los otros logros educacionales que usted tiene en su haber?

Estoy muy agradecido por tener una licenciatura. Estoy también muy alegre de haber obtenido primero la credencial CDA® porque me hizo competente como educador y pude así demostrarle a un observador externo que yo sabía lo que estaba haciendo en una clase (aula/salón). Si yo hubiera culminado mi licenciatura primero y entonces ido a trabajar con un grupo de niños de 4 años de edad, me hubiese sentido como un pez fuera del agua. No hubo nada de lo que aprendí en la Universidad de Alabama que me preparó para ayudar a los niños a desarrollarse a medida que ellos realizan sus actividades diarias.

Nada en mi programa universitario examinó lo suficientemente a fondo las aplicaciones prácticas de la teoría de educación infantil. Por consiguiente, haber obtenido mi título de licenciado después de mi credencial CDA® fue el orden correcto. E imagino que aquellas personas que pasan directamente a cursar una licenciatura sin haber obtenido antes una credencial CDA®, pierden algunas de las cosas de ese conjunto de herramientas prácticas que yo aprendí mientras me preparaba para obtener la credencial CDA®. Cualquiera que sea (o haya sido) la experiencia que uno tenga (o tuvo) en la Universidad—y es muy valiosa—simplemente no hizo lo suficiente para prepararme 100 % desde el primer día en que pisé esa clase (aula/salón). La credencial CDA® sí hizo eso por mí.

Usted ha trabajado en diversas agencias gubernamentales grandes que sirven a niños y ahora está pasando al sector sin fines de lucro. ¿Cuáles son los retos y oportunidades que usted ve en su nueva función?

En una organización sin fines de lucro como el Concilio, tú puedes hacer que las cosas se muevan a un ritmo mayor y ser más flexible. Puedes elegir qué proyectos tienen sentido y aprovechar las innovaciones de una manera más rápida. En cambio, en un sistema estatal o federal, algunas cosas pueden estar motivadas (controladas) por las políticas de una administración particular. Puedes poner en marcha una idea y de pronto esa idea quedar archivada. De ahí que entonces, quizá, tengas que proponer una idea nueva en dependencia de la administración de turno.

Tú no tienes ese tipo de onda expansiva cuando llevas a cabo la misión y visión de una organización como el Concilio. Por lo tanto, siento como si me hubieran quitado algunas de las esposas que me ataban las manos y que las ideas que exploremos juntos puedan concretarse sin trabas. Yo siempre he sido un soñador ya que soy de ese tipo de personas que cree que el gobierno puede hacer cosas por la gente que esta no puede hacer por sí sola. Ahora que estoy en el Concilio, quiero hacer posible que se logren muchas cosas para los trabajadores de cuidado y educación infantil de todo el país. Espero con ansias abrazar esta libertad para poder ver cuánto podemos soñar y hasta dónde podemos hacer esos sueños realidad.

¿Cuál es el impacto del coronavirus que usted ve en nuestra profesión?

Quiero trazar una agenda política clara con el objetivo de apoyar a toda la fuerza laboral de cuidado y educación infantil. Quiero igualmente contar las historias de nuestros educadores porque pienso que este es una buena oportunidad para mostrarles a las personas por lo que los programas de cuidado y educación infantil en el hogar están pasando en estos tiempos excepcionales, por lo que los profesionales y centros de cuidado y educación infantil locales están pasando, por lo que los maestros de Head Start y Early Head Start están pasando actualmente. Estas personas están viviendo experiencias diferentes en momentos diferentes, pero tienen algo en común al tiempo que tratamos de superar el Covid-19. No estoy seguro de que ellas pueden alzar su voz por sí mismas, por lo que yo pretendo ser esa voz.

Afortunadamente, por primera vez, ellas son vistas como personas esenciales. De acuerdo, cuando yo trabajaba en el gobierno estatal, la mayoría de mis compañeros de trabajo sabían que el cuidado y la educación infantil era esencial, pero el financiamiento fue siempre un problema. Pero el Covid-19 pone en nuestras manos una oportunidad única de aportar algo nuevo a la vieja conversación sobre cómo financiar el cuidado y la educación infantil de manera apropiada. También trae nuevos retos para los educadores, los cuales tienen que protegerse con muchísimo más cuidado mientras trabajan con niños pequeños.

Por ejemplo, existe esta especie de comunicación que tiene lugar entre los educadores y los bebés. Y piensa cuán diferente sería si el educador llevase puesto una máscara o un protector facial y equipo de protección. Eso echaría por tierra todo lo que sabemos sobre la ciencia del cerebro porque el bebé ya no podría captar las señales faciales, ya no podría ver al educador sonreír o hacer expresiones faciales agradables. Y pienso que hay que resolver ese problema igualmente.

Entonces, ¿usamos máscaras? ¿Cuál es el significado que les transmitirán esas máscaras a los niños pequeños? Y, ¿es probable que los niños incluso se atemoricen de ver a sus educadores vestidos de esa forma? Hay muchas implicaciones de la crisis actual para nuestra profesión y lo que estos cambios pudieran significar para los niños pequeños. He estado pensando en ellos a medida que apoyamos al personal de cuidado y educación infantil que comienza ya a regresar a sus puestos de trabajo. No hay duda alguna, será una forma distinta de hacer las cosas de ahora en adelante y otra historia diferente para todos aquellos que forman parte del campo de cuidado y educación infantil.

Usted tiene experiencia tanto como participante como profesional en Head Start. ¿De qué manera ha esto moldeado su forma de pensar acerca de la importancia de la educación infantil para niños vulnerables y miembros de sus familias?

Yo crecí pobre, pero nunca me di cuenta hasta que me matriculé en una clase de sociología en una universidad donde estábamos hablando sobre economía social (economía solidaria). Cuando era joven, mi familia nunca me enfocó las cosas de esa manera. Pero puedes imaginar cómo era la vida para un niño negro que vivía en un complejo de apartamentos subvencionados en Fairfield, Alabama, durante el movimiento por los derechos civiles de los años sesenta. Es increíble cómo sobreviví, y Head Start es una razón importante del porqué. Mi familia era única en el sentido de que estábamos completamente vinculados a Head Start. Mi padre trabajó como conserje para Head Start durante seis meses hasta que encontró un trabajo como metalúrgico. Mi madre era ayudante de maestro cuando yo era un niño, así que fuimos juntos al centro de Head Start.

Todo esto es información para mostrar como Head Start representó una parte muy importante del enigma para mí. Le estaré siempre agradecido al programa porque les dio a mis padres empleo en el momento en que más lo necesitaban y le permitió a mi familia alcanzar una estabilidad económica. También me dio el apoyo fundacional y la socialización que yo necesitaba en aquel entonces para tener éxito en la escuela. Y pienso que traje todas estas experiencias al trabajo que desempeñé en agencias estatales y federales. Basado en la propia historia de mi vida, creo que cada niño merece un programa de Head Start. Independientemente de cuál sea posición económica, asistir a un programa de Head Start le será de gran ayuda.

En su libro The Thinking Book Curriculum, usted dice que la visión del mundo de un educador moldea la forma en que ellos ven a los niños. ¿Pudiera abundar al respecto?

La visión del mundo de un educador, o filosofía de la enseñanza, importa porque moldea su práctica en un ambiente de cuidado y educación infantil. Pero lo que sé sobre los niños es que ellos se apoderarán de esa visión de tu mundo y la harán pedazos. Tú no puedes encasillar a un ser humano en una teoría. Tienes que dejarlos que sean ellos mismos y que crezcan, y tienes que crecer a la par de ellos. Es muy difícil cambiar la forma de ver el mundo de alguien. Una vez que sabes cuál es, entonces tú tienes que verte reflejado en una teoría que estás aprendiendo en la escuela.

Recuerdo haber aprendido sobre constructivismo en la universidad. Me tomó un tiempo, pero sí me vi reflejado a mí mismo cuando descubrí a Lev Vygotsky, un psicólogo y constructivista ruso cuya teoría se asemejaba más a lo que yo pensaba sobre los niños. Vygotsky sostenía que los niños nacen con una curiosidad increíble y que pueden pensar y dar significado a las cosas antes de poder hablar. Él alegaba que la cognición está directamente conectada al lenguaje, y que los niños empiezan a construir su base de conocimientos cuando sus habilidades lingüísticas mejoran. Por eso queremos abordar el lenguaje como un pilar para el desarrollo posterior en la vida.

¿De qué manera su experiencia personal como educador del género masculino afectó su forma de pensar sobre cómo podemos reclutar y retener a hombres en el campo?

Es muy raro que los hombres permanezcan ejerciendo como maestros en el campo de cuidado y educación infantil. Esta es una profesión dominada por las mujeres que hace que los hombres se vayan debido a los bajos salarios o que pasen a ejercer cargos administrativos. Esa fue mi experiencia ya que, en mi caso, yo solo enseñé por cinco años antes de que me hicieran director de centro. Me gustó enseñar y sentí que era mi vocación. Pero es muy difícil para un hombre, especialmente para un hombre negro como yo, perdurar en el sector. Existe toda esta narrativa de que este es un trabajo para mujeres y existe el mito sobre el abuso extendido que excluye (ahuyenta) a los hombres del sector.

Pero algunos hombres sí se quedan, y yo escribí un libro precisamente sobre ellos. Luego de haber estudiado a estos hombres, encontré que ellos tenían ciertas cosas en común, aparte de su amor por los niños. Antes de ingresar al campo de cuidado y educación infantil, todos ellos habían trabajado con niños, ya fuese como maestro en una escuela dominical o como entrenador de un equipo de fútbol americano. Ellos también tuvieron mujeres poderosas en sus vidas personales—ya fuese una esposa, una madre o una mentora—por lo que se sentían cómodos trabajando con mujeres fuertes en una profesión cuya composición mayoritaria es femenina.

Pero esta no es una profesión de referencia (indicada) para la mayoría de los hombres y ellos solo representan el 3 % de la fuerza laboral del sector. Incluso si los hombres cuentan con la perspicacia y el conjunto de aptitudes apropiadas, ellos buscan otras vías para estar rodeados de niños pequeños. Por eso pienso que tenemos que presentarles el campo mucho antes y abordar los programas de educación técnica y vocacional de las escuelas secundarias para hacerles comprender que enseñar a niños pequeños es un trabajo en el que son bienvenidos. Pasada la secundaria, es muy difícil reclutar a hombres para que pasen a engrosar las filas del sector y poder así incrementar ese 3 % que ahora tenemos, lo cual es un fenómeno a escala mundial.

Para nosotros es difícil convencer a los hombres jóvenes a que se incorporen a la profesión de maestro. Pero estoy dispuesto a poner algo en juego, hablar con la gente y animar a los hombres jóvenes a que se integren al campo. Cada vez que tengo una audiencia de hombres jóvenes frente a mí, les describo siempre mi trayectoria profesional como una opción. De acuerdo, soy una de esas historias típicas que tu oyes que enseña y ama a los niños, y entonces pasa a una posición administrativa. Pero lo que siento en mi corazón es que soy maestro. Sé que soy el Director Ejecutivo del Concilio—pero en mi alma soy un maestro infantil.

Toda persona realizada tiene a alguien al que mira como referente. ¿Tiene usted algún modelo/ejemplo a seguir o héroes que han inspirado sus logros profesionales y educacionales?

Sí los tengo. En el transcurso de mi vida, he estado siempre rodeado de héroes que me educaron en el camino. Uno que apareció en mi vida a temprana edad fue el Dr. Richard Arrington, hijo., un diácono de mi iglesia y el primer alcalde negro de Birmingham donde yo crecí. Lo conocía y sentí una profunda conexión con él porque me hizo pensar que yo podía ser como él. Además de él, hubo personas en el campo de cuidado y educación infantil que me ayudaron a saber que yo estaba en el lugar correcto: Helen Taylor, una antigua jefa de departamento en la Oficina de Head Start, y Ed Green, un gran educador infantil. Entre mis héroes también están dos antiguas Directoras Ejecutivas del Concilio, Carol Brunson Day y Valora Washington, a quienes siempre he respetado y admirado.

Además, está J. D. Andrews, incluso cuando nunca tuve la oportunidad de conocerlo personalmente. Realmente odio no haber podido conocerlo en persona porque él fue un importante líder en el Concilio y artífice de muchos de sus éxitos. Por eso, busco conocer más sobre J.D. pues él fue una de las personas que ha tenido un impacto en mi práctica y sistema de creencias sobre el campo de cuidado y educación infantil.

¿Tiene usted algún autor, película o libro favorito que ha ejercido un impacto en su vida?

Mi libro favorito se llama The Giver. Es una de esas historias de ciencia ficción utópicas, y a mí me encanta la ciencia ficción. Pero es mucho más que eso debido al mensaje que encierra de que la vida no es completa si no contiene tanto experiencias positivas como negativas. Por otra parte, me gusta Howard Gardner y su libro Leading Minds que trata sobre la anatomía del liderazgo. Realmente me conecto con su narrativa sobre cómo los grandes líderes cuentan o encarnan historias que les hablan a las personas y moldean sus pensamientos.

Además de esos dos, trato la manera de mantenerse al día con cualquier información referente a la teoría constructivista (Constructivismo), especialmente si proviene de Lev Vygotsky. Sus contribuciones son difíciles de encontrar porque él no escribió mucho y además era ruso. Pero poco a poco están saliendo a la luz traducciones de su trabajo. Me encanta estudiar su teoría constructivista sociocultural y leer más acerca de sus ideas sobre cómo la interacción social juega un papel vital en el aprendizaje de los niños.

¿Tiene usted alguna cita favorita o mantra personal?

Mi cita favorita es de John Quincy Adams, quien escribió: «Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, a aprender más, a hacer más y ser más, entonces eres un líder». Ese es mi mantra para un líder, ya sea que esté en el gobierno o aquí en el Concilio. Espero que mis acciones futuras inspiren a aquellas personas que trabajan para mí a soñar más, a hacer más y a ser lo mejor que ellos puedan ser. Quiero que mis empleados definan cómo ellos encajan en el Concilio y cómo contribuyen a la misión y visión de la organización. Pero más que eso, lo que quiero es que trabajen con el espíritu de la excelencia, no perfección, sino excelencia.

¿De qué manera ser un educador profesional afectó su papel como padre y que tipo de actividades le gusta hacer con sus propios hijos?

Tengo dos hijas, una de 9 años y la otra de 19. Se llevan 10 años de diferencia y es interesante tener a personitas en ambos lados del espectro. También es interesante ver cómo ellas han influido en mi manera de pensar sobre la enseñanza. Yo escribí The Thinking Book Curriculum en el momento en que me preparaba para obtener mi maestría, y cuando nació mi primera hija, deseé haber podido regresar y reescribirlo. Tener una hija enriqueció mi experiencia como educador y me dio una perspectiva diferente de algunas cosas que había escrito en mi propio libro.

Children have a way of changing some of your practices. Having my own made me nimbler as an educator because I was more aware that I was shaping other human beings. I feel like I’m more of an expert than I did while I was going through school, getting all those fancy degrees and writing a book. So, being a parent influenced my practice as an educator instead of the other way around.

Los niños poseen una forma especial de hacer cambiar algunas de tus prácticas. Tener los míos propios me hizo más diestro como educador porque yo era más consciente de que estaba contribuyendo a formar las vidas de otros seres humanos. Siento que tengo más experiencia ahora que la que tenía cuando estaba en la escuela, obteniendo todos esos títulos elegantes y escribiendo un libro. Así que, el hecho de ser padre tuvo una influencia en mi práctica como educador y no todo lo contrario.

Tener hijos también me hizo ver que ser padre no es tarea fácil. No hay manual que uno pueda leer con el objetivo de prepararse para guiar a otro ser humano a prepararse para la adultez y el mundo. Después que nació mi primera hija, creí saber qué hacer, pero casi tuve que comenzar desde cero cuando nació la segunda. Había pasado mucho tiempo desde que naciera la primera. La segunda niña tenía una disposición diferente con respecto a la primera. Y ya cuando nació, yo no era la misma persona, ni el mundo tampoco.

Pero yo hago muchísimo de las mismas cosas con ellas y todos nos divertimos bastante. Cantamos y bailamos juntos, y mis dos hijas son muy artísticas. Soy cantante y en estos momentos estoy enfrascado en un disco de música con un mensaje agradable. Así que, la música ha sido siempre un componente importante en nuestras vidas, y mi hija mayor es igualmente una cantante realizada que canta en nuestra iglesia. La más joven, por otro lado, es una artista con un talento para el dibujo.

Yo no le di ese don particular, pero sí sé que ayudé a mis dos hijas a convertirse en lectoras ávidas. Cuando ambas estaban en el vientre de su mamá, yo solía leerles el periódico. Por eso creo que ellas desarrollaron un amor por la lectura porque yo las formé de ese modo. E igualmente espero que ellas les abran el mundo a sus hijos al inculcarles amor por las artes, la literatura y la lectura.

Veo que usted es un gran aficionado al fútbol americano y al tenis de campo. ¿Qué lecciones de la vida cree usted que podemos sacar de los deportes?

Soy aficionado de los Steelers porque mi abuelito nació en Pittsburgh. Lo recuerdo indoctrinándome como aficionado también, por eso, no puedo darte ninguna razón por la que amo el fútbol americano excepto que me lavaron el cerebro cuando era pequeño. Pero en el caso del tenis de campo es diferente. Soy un ávido jugador de tenis, sé mucho de la historia de este deporte, y creo que las personas pueden aprender sobre la vida mirando y jugando tenis de campo.

A menudo uso analogías sobre lo que significa estar en una cancha de tenis, solo tú contra un adversario, sin un entrenador. Y una vez que comienza el partido tienes que poner en práctica todo lo que has aprendido. Y, según tu preparación, ganas o pierdes. Pero a veces, simplemente no es tu día, incluso si te encuentras muy bien preparado y estás por encima de tu adversario. Por eso, no puedes desconcertarte o molestarte tanto cuando fallas en un set (parcial). Solo tienes que arremeter si quieres marcar el punto de la victoria final—una lección de la vida clave que aprendí del tenis de campo. La traeré conmigo al Concilio mientras trabajo con el fin de inspirar a mis trabajadores, apoyar la fuerza laboral—y luchar por alcanzar mis sueños para el campo de cuidado y educación infantil.

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