La Esperanza de Mañana: La Promesa de la Educación Infantil

junio 23, 2021


A Jamal le encantaba tocar ritmos en juguetes cuando era un niño pequeño en Educare, un centro preescolar en el sur de Chicago. “No tenía que ser un tambor,” dice él, como el tambor que ahora toca cuando trabaja con personajes como Snoop Dogg y Chance the Rapper. “Quiero contar mi historia a través de la música,” dice al recordar una niñez en la que tuvo algunos roces con violencia armada y a veces casi llegó a quedar sin hogar. Su mamá antes se preocupaba por su seguridad y su futuro, pero ahora se siente mejor, al verlo disfrutar una carrera floreciente como músico y asistir a clases de producción de música en el Instituto SAE en Chicago. Las semillas de su éxito echaron raíces en el programa preescolar, dijo Jamal durante una visita a su antiguo salón de clases. “Esto me trajo a donde estaba cuando comencé. Educare abrió una puerta tras otra mientras crecía.”

Jamal hace resonar el tambor a favor del poder de la educación infantil de calidad en “La Esperanza de Mañana,” un nuevo documental producido por la Fundación Saul Zaentz. Le acompañan dos de sus compañeros de clase: Crystal, quien ahora estudia sicología en Illinois State, y Jalen, un estudiante de premedicina en Tennessee State. Llegamos a conocerlos a ellos y a sus familias, conjuntamente con un grupo de educadores comprometidos que decidieron hacer todo lo que podían para sacar a niños de la pobreza mediante la educación.

Su historia comienza en el 2000, mientras un tren retumbaba al pasar por los Hogares Robert Taylor, uno de los proyectos de vivienda pública más grandes del país y el sitio del programa Educare. El complejo tenia de 14 a 15 apartamentos en un piso,” recuerda un padre que vivía ahí. “Era un nido de ratas, y mis hijos eran conocidos como niños rata ya que nunca los dejábamos salir y jugar solos. Al entrar al edificio, uno tenía que saludar a todos los pandilleros. No era un ambiente seguro para los niños.”

Y desde el momento en que entrabas al proyecto, recibías el mensaje que tú no importabas, recuerda Brenda Eiland-Williford, quien estaba a cargo del programa y narra la película. “En esos días, el edificio estaba construido casi como un calabozo. Pasabas por debajo del edificio para llegar al ascensor, que casi siempre estaba averiado.  Entonces te tocaba subir a pie, por dos o tres tramos de escaleras, llenos de drogas, crimen y robo. Y cuando finalmente abrías la puerta al programa Educare, te asombraba el resplandor y los colores entre todo esto. El ambiente decía ‘Tú importas.’”

El objetivo era “mostrarles a los padres que este es un lugar seguro, donde usted puede dejar a sus niños con alguien que se preocupa por ellos,” explica uno de los maestros originales de Educare en la película. Así que la participación familiar jugó una parte importante en el programa preescolar, tal como fue concebido por el patrocinador del programa, Ounce of Prevention Fund (Fondo una Onza de Prevención), que ahora se llama Start Early (Empiece Temprano). “Lo que tratábamos de hacer era crear un recurso que combinaba Head Start, atención a la salud, y las visitas a hogares. Se requiere mucho trabajo más allá de lo que sucede en el salón de clases,” tal como llegó a entender Eiland-Williford en los primeros días del programa. “Yo entré pensando que iba a ayudar con los aspectos académicos,” recuerda ella, “enseñado uno, dos, tres. Pero no estuve preparada para ir a la escuela y llegar a conocer a los padres. Veíamos a los padres como seres humanos individuales, cada uno con sus propias esperanzas y sueños.”

Muchos de esos sueños quedaron destrozados en 1998, cuando las familias escucharon un sonido nuevo: el rugido de los tractores que demolían los Hogares Robert Taylor. Cuando la ciudad de Chicago tiró abajo los proyectos, con problemas ambiciosos de un nuevo inicio y mejores viviendas, provocó caos en la comunidad, recuerda Eiland-Williford. “Este fue un lugar donde habían vivido varias generaciones de algunas familias. Así que cuando salieron de sus hogares y vieron a los tractores tumbando a edificio tras edificio, se produjo entre la comunidad un nivel de miedo casi tangible.” Y resultó ser que las familias tuvieron un buen motivo para sentirse inseguros sobre su futuro. Al final, la oficina del alcalde no cumplió con sus promesas de construir viviendas nuevas y mejores en el sitio, y proporcionar servicios robustos de transición, como lo señala uno de los exresidentes en la película. Se rompieron las promesas y sólo Educare nos apoyó.”

Mientras avanzaba la demolición, muchos servicios sociales calificaron a la zona como demasiada peligrosa para mantener una presencia. “Fue entonces que el Ounce of Prevention Fund tuvo que tomar una decisión acerca de nuestro nivel de compromiso,” explicó Eiland-Williford. Fuimos la última organización que se mantuvo en pie, y eso fue muy importante porque tantas instituciones estaban abandonando a estas familias. Aunque las familias sabían que podríamos tener que mudarnos porque llegaban los tractores, también sabían que manteníamos nuestro compromiso fuerte con ellos.”

Con financiamiento de la ciudad de Chicago y de donantes privados, Start Early creó una escuela nueva al otro lado de la calle, con una ubicación accesible y áreas de juego al aire libre. “Cuando abrimos las puertas y entraron las familias,” Eiland-Williford recuerda cómo sentía el alivio que ellas experimentaban. “Se han roto tantas promesas hechas a las familias y comunidades. Mientras caminaban por el local, las veía pensar, ‘no puedo creer que esto es para mí y mis hijos.’”

Se hace un avance rápido de 15 a 20 años, y la película presenta la ceremonia de graduación de escuela secundaria de los alumnos de la primera clase que tuvo Educare. Entre ellos están Jamal, Jalen y Crystal, quienes reconocen el impacto que tuvo Educare en sus vidas. “Mis maestros me ayudaron enormemente en mis años después de haber estado en el programa de cuidado infantil.  Me enseñaron a jugar en equipo, a ser fuerte, a ser creativo, y siempre ser genuino,” dice Jalen. “Si usted comienza de la forma correcta, usted termina de la forma correcta,” explica Crystal. “Y como usted puede ver, estoy terminando de la forma correcta.” Ahora “mi esperanza es poder ver cambios para más niños,” dice Jamal, al contemplar lo mucho que ha avanzado y expresar su deseo de reponer algo de lo que ha recibido.

Pero el cambio no llegará de manera fácil para los 5 millones y medio de niños que ahora viven en la pobreza en nuestro país. Menos de la mitad de ellos tienen acceso al tipo de educación infantil de alta calidad que puede cambiar sus vidas. “Se necesitará mucho trabajo de abogacía para mejorar las cosas para nuestros niños pequeños,” señala Eiland-Williford. “Necesitamos que los legisladores tomen más en serio al cuidado infantil para que podamos lograr una diferencia grande.  Y tenemos que usar las lecciones que hemos aprendido en Educare y transferir ese conocimiento a personas que tratan de hacer lo mismo que hemos logrado.”

Mientras las ciudades de los EEUU enfrentan la pobreza crónica y la violencia, las historias de los estudiantes que presenta la película demuestran el impacto que puede tener la educación preescolar de calidad. “Yo veo a estos tres jóvenes como el futuro,” concluye Eiland-Williford. Ella cree que ellos cuentan con las destrezas de resolución de problemas, de gestión de conflictos y de autorregulación que necesitan para prosperar. “Por supuesto, aun así, enfrentarán retos, pero tienen un buen comienzo. Ellos me dan esperanza para mañana.”

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